Pau Ramis, absuelto tras demostrar su inocencia al no estar relacionado con el conflicto económico entre los demás ex socios de la Policlínica Miramar

El conflicto generado hace más de una década entre los antiguos socios que fundaron uno de los centros médicos más prestigiosos de la isla, la Policlínica Miramar, ha llegado a su fin.

La última sentencia de la Audiencia de Palma ha condenado al doctor Cristóbal Pizà, uno de los antiguos socios mayoritarios de la sociedad que explotaba el hospital, a pagar a la empresa dos millones de euros. Se trataría de los beneficios que obtuvo por las maniobras irregulares que realizó, junto al ya desaparecido doctor Dalmau, que perjudicaron al tercer socio, Pau Ramis, que fue quien denunció los hechos y, lógicamente, a la sociedad Agrupación Médica Balears (Ameba).

El doctor Cristóbal Pizá fue ya condenado hace dos años en una causa penal, recordemos que su otro socio el Dr. Dalmau se suicidó, extinguiéndose así su responsabilidad Penal. El acusado se declaró culpable de un delito económico tras alcanzar un acuerdo su abogado y la acusación, no solo representada por el fiscal, sino por otras partes perjudicadas por su gestión. El tribunal se limitó a imponer la pena de un año de prisión, pero no pudo pronunciarse sobre la responsabilidad civil, puesto que los perjudicados anunciaron que reclamarían los perjuicios sufridos en un procedimiento civil.

Pizá y Dalmau crearon la llamada sociedad Consorcio Sanitario Balear (CONSABA S.A.) Esta sociedad se adjudicó determinados servicios médicos que se prestaban en la Policlínica, como por ejemplo la diálisis, la hemodiálisis, el TAC o la densiometría. Todo eran beneficios para la empresa de los dos socios, puesto que los gastos que se generaban por los servicios que prestaba corrían todos a cargos de la propiedad de la Policlínica. Es decir, estos gastos los sufragaba la sociedad Ameba, mientras que todos los beneficios que generaban estas especialidades médicas los recogía la sociedad CONSABA participada al 50 % entre el Dr. Dalmau y el Dr. Pizá.

Esta forma de actuar en la Policlínica siempre se ocultó al resto de los socios que tenían acciones en la sociedad Ameba. Para camuflar los datos económicos los responsables de la entidad médica, Dres. Dalmau y Pizá, desarrollaron una doble contabilidad. En la primera de ellas se anotaban los datos económicos llamados «transparentes», que eran las cuentas oficiales que se presentaban públicamente. Y la otra contabilidad servía para ocultar los ingresos opacos, es decir, la llamada caja b de la Policlínica, que según reconoció el propio Cristobal Pizá en el juicio, se utilizó para ocultar estos beneficios tanto ante sus propios socios, como ante la Hacienda Pública. Al ser descubierta la doble contabilidad los socios tuvieron que presentar posteriormente declaraciones de renta complementarias.

La explotación de estos servicios médicos específicos dentro del cuadro sanitario que ofrecía la Policlínica, por parte de los Dres. Dalmau y Pizá, se desarrolló durante diez años. En concreto, desde 1995 a 2005. Los hechos los denunció el doctor Pau Ramis, que se consideraba, no solo engañado por sus socios, sino también perjudicado porque la sociedad matriz de la clínica asumía todos los gastos que generaban estos servicios, mientras que los ingresos se cargaban siempre a favor de la sociedad de los otros dos socios.

El doctor Cristóbal Pizá se declaró culpable de un delito económico y los daños de su gestión se cuantificaron en dos millones de euros. La sentencia de la Audiencia señala, basándose en un estudio económico, que los ingresos irregulares que obtuvo esta sociedad alcanzaron los dos millones de euros. Debido a que en su momento Ameba no recibió un solo euro de estos beneficios, ahora el doctor Pizá tendrá que devolvérselos.

Tras más de diez años del conflicto judicial de la Policlínica, esta sentencia pone punto y final a dicha cuestión, en la que Pau Ramis demostró que no tenía nada que ver con las irregularidades económicas que llevaron a cabo sus ex socios y aseguró no saber nada sobre la gestión de la sociedad alternativa CONSABA. Debido a su desvinculación con el caso, quedó absuelto y libre de sentencia tras demostrar su inocencia frente al asunto.

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